Suelo escribir a modo de terapia.
Hablo de mis demonios, los aplaco.
Lo pongo todo en orden (o eso intento).
Me seco las heridas,
cuento mis cicatrices
y reorganizo así mis pensamientos.
Soy algo complicada en los afectos
pero también me gusta ser amable.
No comparto mi tiempo con cualquiera
ni encajo en los patrones
de la gente sociable.
Y estoy bien siendo así
sin grandes pretensiones,
sin máscaras que escondan
quién soy yo realmente.
No intento aparentar
una vida perfecta
y puedo ver la esencia
que hay dentro de la gente.
Sigo siendo la pieza
perdida de algún puzle
que alguien guardó en la caja
del puzle equivocado.
Y por eso, aunque fuerce,
no encajo en ningún sitio.
O el hueco es muy pequeño
o es demasiado holgado.
Y haciendo reflexión, soy muy consciente
y no busco culpables.
Tal vez soy yo, que fallo
o no pongo el empeño suficiente,
o mi pecho se encoje
y de nuevo me aparto.
Pero busco respuestas
fuera y dentro, en mí misma
y no lo veo claro...
A estas alturas, nada de esto duele
pero es cierto que siempre
queda un sabor amargo
cada vez que me esfuerzo
por abrirme con alguien
y al final me doy cuenta
de que todo es en vano.
Lorena Bonillo 11-10-2024
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