Hay días en que despierto
y una mezcla de blanco y gris destiñe el cielo.
No sigo los parámetros
para poder encontrarte
y no me quedan pretextos
para seguir huyendo.
Debería hacer algo de una vez
pero no encuentro el momento.
Y ando recolectando
las letras de tu nombre
de entre las ramas secas.
A veces las ordeno
(te escribo y te reescribo)
y otras en cambio, no sé qué hacer con ellas.
Hay días en que suenas extraño,
tu nombre no me conforta,
pareces otra persona
ajena a mis pensamientos,
alguien a quien conocer
y poder amar de nuevo
o alguien a quien el olvido
ha logrado desterrar...
Sin duda es según se mire.
Pero eres él, sigues siendo él,
enraizado en mi pecho, olvidado,
desterrado, herido de muerte, mudo
e incapaz de entender
que en toda esta agonía
eres indispensable...
Lorena Bonillo. Julio 22