Siempre he sido así,
esquiva como un gato que se escapa
pero a la vez quiere ser acariciado.
Nunca me muestro del todo
y suelo parecer distante, ausente,
como en busca de otros mundos más acordes
donde moldear mis sueños.
Porque aún me quedan sueños...
Y aunque tengo los pies sobre la tierra,
mi mente inconformista siempre inventa
un cielo al que elevarse.
Algo distinto al tedio cotidiano
donde escapar por momentos.
Y mil veces me canso de esta lucha,
de este mundo tan frío.
De mentes primitivas e inconscientes,
y este materialismo.
Necesito otro mundo...
pues lo que necesito
es abrazarme a un alma que comprenda
que la vida no es esto
de amanecer cansada y con las prisas
y luego el día muriendo nuevamente.
Esto es sólo una capa de plomo
que cae sobre los hombros
y nos deja sin fuerzas.
Busco otra dirección,
y unos ojos que sepan
descifrar en los míos
lo que a veces no expreso.
Alguien que quiera, como yo,
arrancar la tristeza
que se esconde en el pecho
y que sea capaz de hacerme sentir viva
tan sólo con un beso...
Lorena Bonillo, 2020
