No te quiero mirar
pues me invade la tristeza del deseo
de lo que jamás tendré,
y ya no quiero desearte...
Ya no quiero torturarme
con el brillo de tus ojos,
imaginando una noche
que nunca tendrá cabida.
¡Así es la vida!
Siento que debo alejarme.
Sé que nunca he dado el paso
de dejar que me conozcas
porque existen mil barreras
y aunque quiera
nunca tengo la ocasión.
Y aquí está mi corazón
que desespera...
Tal vez será lo mejor
que mate esta fantasía
de imaginar
que algún día tú y yo...
De pretender
que una noche
tú y yo...
Lorena Bonillo, 24.11.22