OBRAS DE 2024
¿Cómo desaprender?
¿Cómo se hace?
¿Cómo no perturbar esta visión
que tengo ahora de nosotros?
¿Cómo me puedo abrir a lo que temo?
¿Cómo dejo caer esta armadura?
¿Y si no puedo?
Sigo poniendo freno al corazón
harta de los estragos que el amor
dejó en mi pecho.
Y al mismo tiempo estoy ya tan cansada
de tener miedo...
Pero hay ciertas creencias
que se vuelven un dogma,
que se vuelven verdades limitantes
y nos hacen cobardes.
Por mucho que intentemos ignorarlas
repetimos patrones,
no arriesgamos del todo
y blindamos el pecho.
Sin embargo...
hay veces en que el pecho
necesita expandirse
y el corazón bombea
y no escucha a la mente.
Se revela, se queja,
se vuelve un insurrecto
porque quiere ser libre
y exige que le sueltes.
¿Cómo desaprender?
¿Cómo lograrlo?
¿Cómo desdibujar tantas heridas
y confiar de nuevo en que la vida
aún puede sorprendernos?
¿Cómo, si uno está ya estigmatizado
por todos los errores del pasado
que se enmarañan en los pensamientos?
Y, tratando de ser razonable,
me concedo el beneficio de la duda
y me expongo sólo al cincuenta por ciento
porque no estoy segura
ni tampoco pretendo
poner sentencia firme antes de hora
ni castigar al corazón cuando me ignora.
A fin de cuentas
mi corazón ya es ducho, ya lo sabe,
si no me escucha sabe a qué atenerse
y si se acerca al fuego demasiado
sabe que se terminará quemando
y asumirá sus propias consecuencias.
Espero que no pierda su coherencia
y que asumir el riesgo, le compense...
Lorena Bonillo Sept. 2024
Dime una cosa...
¿Por qué te empeñas en colarte en mi cabeza?
Que te borro y reapareces
ya no sé cuántas las veces.
Te abres paso, te proyecto aunque no quiera.
Me enfado conmigo misma
y me exijo más cordura.
Ignoras cuánto me cuesta
mantener la mente fría
a cualquier hora del día.
¿Qué me pasa? Soy idiota. ¡Qué incoherencia!
Siempre pongo todo en orden
dentro de mis pensamientos
pero tú los desmoronas
y sacudes mis neuronas,
y no sabes esto cómo me incomoda.
Haz el favor de quedarte
callado y quieto, no salgas.
Haz que no piense en tus ojos.
Gírate, quédate mudo
en el rincón más oscuro.
¡No digas ni una palabra!
Porque, cuando hablas, se quiebra
todo el esfuerzo que pongo.
¿De qué sirve que me empeñe
en alejarme unos días
a organizar mis ideas?
¿Para qué andar controlando
mis impulsos todo el tiempo,
si al final, cuando te acercas
todo ese control lo pierdo?
Es como tensar la cuerda
para soltarla un momento
y tensarla nuevamente.
¿Con qué razón aparente?
Qué desgaste tan absurdo
oponer tal resistencia
si al final voy a querer volver a verte...
Lorena Bonillo 4/10/2024
Se me han ido acumulando las noches,
se me han ido desgastando los sueños.
Y tal vez sea la edad,
esta crisis perpetua,
el tratar de callar los demonios
o no encontrar sentido a las respuestas.
Tal vez será que sigo despertando
en mitad de la noche
cuando un silencio hermético me envuelve
y aflora una ansiedad casi siniestra.
Y le hablo al corazón desde el recuerdo
y los recuerdos ya no se revelan.
Es como si empujase una gran puerta
que se abre hacia fuera
en lugar de hacia dentro
y se escapan los sueños, las palabras, los besos...
Y no sé en qué momento
me he quedado sin fuerzas.
Se me han ido amontonando tristezas
que no quisieron irse, se quedaron
y aunque aprendí a ignorarlas, aún hay días
que me hacen compañía y que me acechan.
Y entre miedos, demonios,
anocheceres, penas,
yo lo único que quiero y que pretendo
es poder desatar estas cadenas.
Escucharme a mí misma
sin más interferencia
de su voz golpeando como el eco
del amor que murió, pero aún se aferra.
Se empeña en ser la sombra de un pasado,
se obliga a proyectarse en mi horizonte
y mientras muere, sangra gota a gota
sólo porque no acepta una derrota.
Aunque se desvanece, se resiste.
No lo quiere asumir, y no me suelta...
Lorena Bonillo 30/9/24