Llevamos tiempo escuchando
el sonido de esta gota cayendo
pero no hacemos nada.
Cae permanentemente, día y noche
y su sonido hipnótico nos tiene absortos.
No nos permite pensar en otra cosa.
Me asusta haber perdido
la capacidad para abstraerme,
para escuchar el ruido
de mis propios pensamientos,
para abrazarme a mí misma esta noche
tan fría, tan poblada de ausencia.
Y, aunque no sea una guerra
esto que nos divide,
es casi tan mortífera
la carencia de sueños...
Tú sólo necesitas respirar, yacer, dormirte
y no pensar en nada más, no esperas
ni que esta gota en algún momento cese.
Yo, en cambio lo cuestiono y soy consciente
de que esto acabará en algún momento.
Lo que no sé es cuándo, y de qué manera.
Porque, sabemos
que no se trata de cerrar un grifo
y de continuar como si nada.
No es una simple fuga controlada
que pueda detener un simple gesto.
La gota que nos fue cayendo encima
se fue abriendo camino en nuestra mente,
en nuestra carne. Llegó hasta el pecho
y no supimos reaccionar a tiempo.
Y las heridas que nos fue dejando
siento que ya no tienen cura, ni remedio...
Lorena Bonillo. Febrero 2025
Años compartidos
y la losa del tiempo en la mirada.
No es sencillo dar pasos al unísono
si escuchamos melodías diferentes.
Tú a tu ritmo, yo al mío,
pero ambos acercándonos, lo sabes,
a eso que tanto asusta, inevitable.
Envejecer no es fácil,
es como dejarse arrastrar
por la corriente profunda.
Pensamos que sería más sencillo
si lo hacíamos cogidos de la mano
pero en algún momento me soltaste
y yo retrocedí y me fui alejando.
¿Qué quieres que te diga?
Me conoces tan bien que ya no importa.
Sabes de sobra que siempre me pierdo
y tú te empeñas en seguir hacia delante
sin desviarte ni un paso,
sin buscar cómo evadirte.
¿Es que no lo necesitas?
En cambio yo...
Yo aún no lo acepto
y busco el arcoíris en el cielo.
Pero prometo no irme demasiado lejos
porque, al final siempre eres tú quien me protege
incluso de mí misma...
Lorena Bonillo. 2020
Estoy intentando no mandar todo al carajo,
créeme que lo intento.
Me sobra mundo, personas, y me sobra verborrea
(mía y ajena).
Yo, que he amado siempre las palabras,
hoy necesito más que nunca del silencio.
Y hasta parece que la vida es ir sumando crisis,
una después de otra. Una espiral macabra.
¿No te das cuenta de que esto es la antesala
de esa muerte anunciada
que hace años nos persigue?
Qué cansados estamos, qué muertos,
qué abandonados de la mano del amor.
Desarropados...
Y la sangre coagulada en nuestro pecho
duerme con tal de no afrontar la despedida...
Lorena Bonillo. Febrero 2025

No hay comentarios:
Publicar un comentario