de estar llegando tarde a todas partes.
Qué raro resultaba
despertar por la mañana
con el cielo aún a oscuras
y aún así andar con prisas.
Y tú, tan lejos siempre
adelantándote para girar la esquina
con tal de que no te viera.
Un día, uno de tantos
me cansé de ir tras tus pasos con sigilo.
El camino se quedó desierto
y tú te diste cuenta.
Desde ese día ya no giras esa esquina
y presiento que me esperas.
Qué irónico el amor
siempre enjaulando corazones incautos,
parece que aún no sepan
que cuando no lo buscas, te persigue,
y cuando lo persigues, te desprecia...
Lorena Bonillo Nov.2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario