Voy a contar una historia,
la historia del hada buena
que concedía deseos
y camuflaba las penas.
Un día rompió su varita,
la partió en varios pedazos,
y ya no quiere más cuentos.
Está cansada de todo
por eso desaparece.
Tal vez le hace falta un mago
que tenga superpoderes
y que sepa convencerla
de que los cuentos, a veces
no son tan sólo ficción.
Mientras tanto, el hada buena
ha cambiado la varita
por una flauta encantada.
Sabe tocar melodías
y cuando quiere las baila,
ahora ya no necesita
ni de nadie, ni de nada.
Y es muy normal que las hadas
se encierren en su castillo
cansadas de la ignorancia
y terquedad de la gente.
¿Y cuál es la moraleja...?
(suponiendo que la tiene)
es que cuides a tu hada,
si no la cuidas, la pierdes...
Lorena Bonillo, 2020
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