y el contorno de sus labios
lo recorro con mis dedos.
Abro las puertas al sueño,
lo dejo entrar en los míos
y después, desaparece.
Y me repito a mí misma
que es mejor que no se quede,
si el amor no va conmigo
no entiendo por qué me duele.
No quiero atarme a su vida
pero lo quiero en la mía
¿cómo es eso?
¿estoy cayendo en sus redes?
A veces lo siento mío
cuando a solas nos miramos
y el contacto de su cuerpo
hace que tiemblen mis manos,
otras veces me preparo
para no volver a verlo
pero después rectifico
porque no quiero perderle
qué idiotez pensarme libre
cuando es dueño de mi mente.
Y hay noches claras de luna
en que sus labios me buscan
y se posan en mi vientre,
como alas de mariposa
se deslizan suavemente.
Yo no sé si así me quiere
o si esto es otra cosa
¿puede existir la pasión
sin atar al corazón?
He vuelto a despertar sola...
Lorena Bonillo, 2019
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